Cada día igual viene a este banco del andén primero
para no esperar a ningún tren, a ningún viajero.
Juan era de cal,
de marisma y sal,
pero se montó en el barco
que lleva donde el dinero.
Y dime tú a mí
qué hace un gitano
entre los rascacielos.
Mira sin mirar, ni parpadear,
deja amanecer y entonces canta
y canta y canta y canta y canta,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad.
Ay, que a tu vera yo quisiera estar
para ser dueño de cada lunar
que te robara por la madrugá.
Ay, compañera, llévame al lugar
donde cantara para ti na más
y tú bailaras una eternidad.
Ríe de pensar que, si esto sigue, va a pasar un día
que al verlo llegar el eco se arranque por bulerías.
Juan era de cal,
de marisma y sal,
pero se montó en el barco
que lleva donde el dinero.
Y dime tú a mí
qué hace un gitano
entre los rascacielos.
Mira sin mirar, ni parpadear,
deja amanecer y entonces canta
y canta y canta y canta y canta,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad.
para no esperar a ningún tren, a ningún viajero.
Juan era de cal,
de marisma y sal,
pero se montó en el barco
que lleva donde el dinero.
Y dime tú a mí
qué hace un gitano
entre los rascacielos.
Mira sin mirar, ni parpadear,
deja amanecer y entonces canta
y canta y canta y canta y canta,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad.
Ay, que a tu vera yo quisiera estar
para ser dueño de cada lunar
que te robara por la madrugá.
Ay, compañera, llévame al lugar
donde cantara para ti na más
y tú bailaras una eternidad.
Ríe de pensar que, si esto sigue, va a pasar un día
que al verlo llegar el eco se arranque por bulerías.
Juan era de cal,
de marisma y sal,
pero se montó en el barco
que lleva donde el dinero.
Y dime tú a mí
qué hace un gitano
entre los rascacielos.
Mira sin mirar, ni parpadear,
deja amanecer y entonces canta
y canta y canta y canta y canta,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad,
y escapa de su soledad.
Javier Ruibal
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