Señor, hoy vengo a pedirte un nuevo ruego;
Señor, líbrame de los muertos verticales,
de los muertos parlantes,
de aquellos que se mueven por inercia
dentro de un engranaje viejo y milenario.
Señor, qué pena no miramos
las cosas que Dios nos da:
hombre, cielo, tierra, mar,
risa, flor, corazón, beso...
que no nos sepamos dar como el agua,
simplemente sabiendo solo eso.
Me voy a vivir solito
porque aquí con tanta gente
me puedo volver loquito.
Y aunque no estés a mi vera
y seguirán naciendo flores
y volviendo primavera,
y al despertar el alba
te encontré la fuente lavando tu cara.
¡Qué día tan hermoso,
qué fuente más clara,
qué manos más lindas las que te lavabas!
Yo te di mi camisa pa que te secaras
y orgullosa tú con tu delantal secaste tu cara.
Si tú me quieres como a un pajarillo
para ser mi jaula,
prefiero ser pez y vivir en el agua.
Que no, que no, seguro niña que no,
que nadie te dice te quiero
que como te lo digo yo.
Celosa, me gusta verte celosa
porque es señal que me quieres.
Celosa, dime por qué estás celosa
si eres de mi ser la fuente
y de mi calor la sombra.
Y los gitanos cantaban por solea
y los niños en silencio aprendían el compás.
¿Y quién me puede demostrar
que Cristo no fue gitano
ni que sabía cantar?
Las flores de tu balcón
lloran por verme que lo se yo;
las flores de tu balcón
lloran por verme,
válgame Dios.
Lole y Manuel
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