Hermanos que me escucháis,
hermanos que me escucháis,
gastad todo vuestro dinero,
gastad todo vuestro dinero,
que en el otro mundo
no lo necesitáis.
Fue una tarde de invierno
estúpida y triste
cuando el médico dijo:
Pronto morirás.
Me marché sin pagarle
y sin despedirme,
decidido a correrme
la juerga final.
Y esa noche no
pude dormir,
no fui a dormir.
Recorrí mil garitos
dispuesto a morirme
antes que me matara
mi enfermedad,
y marché sin pagarles
y sin despedirme,
decidido a correrme
la juerga final.
Y esa noche no
pude dormir,
no fui a dormir.
Me encontraron un día
tirado en el barro,
me llevaron delante
del médico aquel.
Asombrado me dijo:
Esto es un milagro,
has salvado tu vida
y no sé con qué.
Y esa noche no
Y esa noche no
pude dormir,
no fui a dormir.
Y esa noche no
Y esa noche no
pude dormir,
no fui a dormir.
Mezquita
Mezquita
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