Lo torturaron como a nosotros,
porque tuvo su mismo fin,
templo, justicia y poderosos,
templo, justicia y poderosos,
y matan para conseguir,
matan para conseguir
poder humillar a otros.
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Juan Peña "El Lebrijano"
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